jueves, 3 de diciembre de 2009

La Guerra de los Piratas

El Anteproyecto de Ley de Economía sostenible está dando mucho juego estos días en toda la red; yo no voy a hablar sobre este proyecto (que ya bastante información hay), sino sobre una reflexión que como usuario, persona o persona increíblemente atractiva y simpática me hago.

Ante todo, tengo mínimas nociones sobre las leyes de mercado, no he estudiado derecho ni entiendo ni papa sobre la jerga económica, sin embargo me considero una persona medianamente inteligente y con capacidad de observación.

Heracles contra la Hidra

Esta guerra que se está llevando a cabo contra la piratería me ha parecido desde un primer momento completamente desencauzada. Cierto es que la piratería hace mucho daño al mercado actual y que para recuperar la normalidad de este mercado la piratería debe desaparecer; sin embargo, ¿quién es el monstruo, los piratas o las compañías que cobran más de lo que deben? Sobre este punto me centraré más adelante.

Volviendo al tema, la piratería la encuentro como una hidra, y las autoridades legales y jurídicas no hacen más que cortarle la cabeza; ¿recordáis napster y el gran triunfo contra la piratería que supuso su prohibición? Cortar aquella cabeza sirvió para que crecieran otras muchas (emule, edonkey, kazaa, pando, ares, bittorrent...) más fueres y mejor organizadas. Ahora con la prohibición de páginas quieren cortar otra gran cabeza.
Lo que quiero decir con esta metáfora es que se está atacando a los MEDIOS que utilizan los piratas y no a las CAUSAS de la piratería.

Causas y efectos

¿Por qué surge la piratería? No es más que una respuesta lógica de la gente ante unos precios desorbitados en la mayoría de los casos. No digo que no haya obras cuyo precio esté justificado, sin embargo os voy a poner una serie de ejemplos:

¿Merece la pena comprar un disco recopilatorio de grandes éxitos de Queen, 17 canciones a 20,95? Absolutamente sí.
¿Merece la pena comprar el último disco de Bisbal, 13 canciones a 15,95? Rotundamente no.

Vale, la música no es objetiva estaréis pensando. Depende de los gustos y el nivel cultural de cada persona, pasemos a un sector más objetivo, los videojuegos.

Metal Gear Solid 4, más de 8 horas de duración, una ambientación, historia, gráficos y arquitectura de lujo, modo online, una plantilla enorme de programadores, altos costes de producción. Un juegazo, precio en su día 69,95, ahora lo encuentras por 20 euritos. Un juego que vale lo que cuesta.

Dragon Ball Z - Raging Blast. Un refrito del Tenkaichi III de PS2, recorte brutal de la plantilla de pesonajes con respecto al anterior, infumables errores gráficos, ni la mitad de programadores que en MGS4. Precio: 65,95. Una auténtica castaña teniendo en cuenta que la mitad del trabajo ya lo tenían hecho antes de empezar.

¿Cómo es posible que siendo el coste de producción de MGS4 cuatro o cinco veces mayor que el de DBZ-RB la diferencia de precio sea de 5 euros? Suponiendo que el coste sea por las licencias de personajes, ¿Por qué hay juegos sin licencias, simplísimos, mal programados y con bajos costes de producción que también cuestan entorno a 60-70 euros?

Todo tipo de compañías han basado su economía en el libre mercado y la competencia, cosa que hasta ahora ha funcionado bien, pero hemos llegado a un extremo en que la competencia se ha reducido a vender los productos a los usuarios al precio más bajo de todos los precios más disparatados posibles.

Vox pópuli, no más vacua, reaparecida

Hasta ahora teníamos que tragar, conformarnos con pagar lo que nos exigían porque no nos quedaba otra, sin embargo los usuarios si algo hemos conseguido con la piratería es voz y voto. Ahora estamos en posición de exigir unos precios razonables, hemos recordado quién tiene el poder y estamos amenazando con tomar la Bastilla, porque si no se atienden nuestras exigencias podemos hundir el mercado.
No obstante el enemigo a batir, las grandes compañías, son un enemigo muy fuerte y dictatorial, que desgraciadamente tienen un gran factor de ventaja.

El talón de Aquiles

La ley, la ley está del lado de las grandes compañías. La ley es algo que debe protegernos y organizarnos, y ante todo debe de ser justa, y me refiero a universalmente justa. Sin embargo la cruda realidad es que es la propia ley la que dicta lo que es justo o no, la que dice lo que es bueno o malo, las sagradas escrituras que deciden si vas al cielo o al infierno.
Afortunadamente vivimos en una sociedad que, pese a lo que digan muchos extremistas de distintos colores políticos, tiene un gran grado de libertad y una legislación medianamente eficiente.
No obstante existen desaguisados, y ya que toda ley al fin y al cabo no es más que un recorte de libertades, merece ser cuestionada, rebatida e incluso insultada si lo merece. No podemos aceptar la ley como algo bueno únicamente por ser ley, pues históricamente ha habido leyes que han denigrado, perseguido e incluso exterminado a grandes colectivos raciales, religiosos o ideológicos. Es más, hoy en día existen paises cuyas leyes defienden que ocultar el rostro de la mujer tras un burka y darle una paliza de vez en cuando es bueno para la sociedad.
No estoy comparando la ley de economía con el nazismo ni mucho menos, sólo señalo que únicamente por ser legal no tiene por qué ser justa.


Sería muy bonito que las cosas se estabilizasen, que se cobrase por los productos lo que realmente valen y se respetasen los derechos de autor al mismo tiempo; pero peco de pesimista, pues mientras los que eligen los precios tengan esa gran voz divina de la legislación apoyando sus banquetes de billetes verdes y jugosos los piratas serán la encarnación de Satán en lugar de la respuesta lógica ante un mercado tan egoísta.


"Si para encontrar la dirección correcta se precisa de un acto de piratería, la piratería en sí misma puede ser la dirección correcta"