jueves, 12 de noviembre de 2009

Magneto: Testamento


Una de las pequeñas joyas que la editorial Marvel deja caer cada cierto tiempo. Puedo decir y sin exagerar que este tomo es uno de los mejores cómics que han ido a parar a mis manos desde hace bastantes meses.
Es una de esas historias que cualquiera que conozca un poquillo el universo Marvel se pregunta, ¿por qué no habían hecho esto antes?
Magneto: Testamento relata la historia de amo del magnetismo ambientada en su infancia, cuando era un simple niño judío perdido en la alemania nazi.

Y aquí hago una pequeña reseña. Con todos los problemas de oriente medio en la actualidad, la gente comienza a recelar un poco de los judíos y de cómo acostumbrados a ir de víctimas ahora se han convertido en verdugos. Mucha gente, cuando se escriben libros sobre el holocausto o se hacen películas protestan diciendo, ¿cuantas veces nos tienen que contar la misma historia? Y yo siempre pienso: por lo menos una más. Porque el tema no es lo que los nazis hicieron a los judíos, sino lo que un grupo de personas le hizo a otro grupo de personas. Es una historia que debe quedar grabada a fuego en la memoria colectiva de la humanidad, porque no nos podemos permitir el lujo de olvidarla.


Hecha esta aclaración volvemos a la obra. Aviso; quien espere encontrar a un joven Magneto despertando sus poderes mutantes al verse encerrado en un campo de concentración y desatar un apocalipsis electromagnético y matando nazis a mansalva que se olvide, este cómic cuenta una historia en la que no tiene cabida lo fantástico, es una historia que perfectamente habría podido ocurrir de verdad ideada para narrar los terribles acontecimientos que forjaron la personalidad del amo del magnetismo.

Es precisamente el impecable trabajo de documentación que han realizado los guionistas para ambientar esta historia lo que la hace magistral.
Las referencias a ciertos acontecimientos que sucedieron durante este oscuro periodo se solapan en perfecta armonía con los personajes y situaciones ficticias. Reviviremos la noche de los cristales rotos o la rebelión del 7 de octubre de 1944 en Auschwitz de forma tan cercana que nos dará la impresión de estar leyendo un libro de historia.
Volviendo a Magneto, el joven Max (que así se llamaba antes de adoptar el nombre de Eric Lensherr) se verá envuelto en la persecución contra su propio pueblo y terminará internado en el campo de Auschwitz, donde le pondrán a trabajar en los sonderkommandos, los prisioneros encargados de recoger los cadáveres y quemar los cuerpos.
La crudeza de estos momentos, genialmente retratada en las páginas del cómic, calarán muy profundamente en la mentalidad de Max, que terminará escribiendo y enterrando una carta desesperada que termina con las palabras "Por favor, que esto no vuelva a suceder nunca".

Como punto final un sentimiento propio: la sensación que me ha dejado leer esta obra ha sido muy parecida a la que se me quedó este verano al visitar el antiguo campo de concentración de Schasenhaussen. Una lectura altamente recomendable para cualquier persona con el ánimo suficiente como para saber lo que puede llegar a hacer el ser humano.

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